Cuando el año llega a su fin me gusta echar la vista atrás y analizar cómo y cuánto me han ido enseñando los doce últimos meses. Es posible que 2017 haya sido el año en el que más he aprendido hasta el momento en el mundo de la traducción, y no solamente a través de formaciones.
He decidido compartir este ejercicio de reflexión aquí, contigo, ya seas un traductor profesional, un estudiante o un cliente. Como me encantan las listas, espero que no te sorprenda que haya dividido este balance en diferentes secciones. No me quiero entretener mucho más con la introducción, así que vamos allá.
EL PODER DEL COMPAÑERISMO
Soy un animal social, así que, en una profesión «solitaria» como la traducción, al principio eché en falta el contacto humano diario. Sin embargo, contar con grandes compañeros y colaboradores siempre ha sido uno de los puntos fuertes de mi trabajo. Tanto a nivel personal como profesional, he tenido la suerte de rodearme de gente estupenda. Colaboradores que cuidan hasta el mínimo detalle de su trabajo, compañeros que contratan mis servicios y respetan mi trabajo, profesionales que acuden al rescate ante dudas o preguntas. A todos vosotros, gracias.
EL PODER DEL ASOCIACIONISMO
Cuando empecé a trabajar también comencé a escuchar en boca de diferentes profesionales la palabra «asociacionismo». Gracias a ellos, conocí el poder de la unión organizada que surge gracias al trabajo de muchas personas que dedican parte de su tiempo a trabajar por y para la profesión, para potenciar la figura del traductor y la de un colectivo que, a veces, está un poco olvidado. El asociacionismo me ha brindado la oportunidad de conocer a profesionales y amigos con los que trabajo a diario y con los que cuento siempre que lo necesito. A todos vosotros, junteros, socios activos, socios más callados y a todos los que trabajáis por nuestra profesión, gracias.
EL PODER DE LOS CLIENTES
Clientes hay de todo tipo. En 2017 he tenido la suerte de colaborar con clientes directos, agencias de traducción y profesionales autónomos que han confiado en Oui. Poder trabajar con clientes a los que respetas y admiras por su trayectoria profesional, por la relación que establecen con sus proveedores y por su dedicación es un regalo. Muchas veces pensamos que cuidar la relación con el cliente es enteramente nuestra responsabilidad, así que es una gran lección aprender que también los clientes se toman con nosotros las mismas molestias. A todos esos clientes que hacen que el trabajo merezca tanto la pena, gracias.
EL PODER DEL SERVICIO AL CLIENTE
Dedicar tiempo al cliente se valora. Puede que no todos los clientes con los que he trabajado a lo largo de estos años valorasen de la misma manera que estuviese pendiente de la calidad, que les escribiese para conocer su opinión, que estuviese atenta a cualquier duda, que respondiese con rapidez o que me interesase por su proyecto, pero la amplia mayoría tiene en cuenta la dedicación y la agradece. A todos esos clientes, gracias.
EL PODER DEL TRABAJO
Este año he trabajado en algunos de los campos que más me gustan y que, además, coinciden con algunas de mis aficiones favoritas en el terreno personal. Ha resultado muy gratificante colaborar con clientes en proyectos de moda, de gastronomía, de transcreación y de traducción jurídica con los que he disfrutado y me he sentido tremendamente valorada como profesional. Al trabajo, gracias.
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